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13 Poemas cortos para maestras

Última actualización 21 julio, 2023

Un maestro o maestra es un faro de enseñanza, una luz de sabiduría y una guía que no se olvida ni siquiera con el paso del tiempo. A ellos y ellas le debemos tanto, por desde aquí les queremos hacer un pequeño regalo: presentamos poemas cortos para maestros y maestras: palabras inolvidables. 

Poemas inolvidables para emocionar a tu maestra

Enseñarás (Madre Teresa de Calcuta)

Enseñarás a volar
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Pero sabrás que cada vez que ellos
vuelven, piensen, sueñen, canten, vivan.
Estará la semilla del camino
enseñado y aprendido.

Educar (Gabriel Celaya)

Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca.
Hay que medir, pensar, equilibrar
y poner todo en marcha.
Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de pirata,
un poco de poeta
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño,
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada.

Mi escuela, mi escuela (Gloria Fuertes)

Yo voy a una escuela
Muy particular
Cuando llueve se moja
Como las demás.

Yo voy a una escuela
Muy sensacional
Si se estudia, se aprende,
Como en las demás.

Yo voy a una escuela,
Muy sensacional,
Los maestros son guapos
Las maestras son más.

Cada niño en su pecho
Va a hacer un palomar
Donde se encuentre a gusto
El pichón de la Paz.

Yo voy a una escuela
Muy sensacional.

Maestro (Juan Berbel)

Vocación tempranera y siempre bien sentida,
esta de ser Maestro por amor entregado,
este ir alumbrando caminos por la vida,
ilusionadamente, de niños rodeado.

Poner alma de artista en la noble tarea,
con fuerza misionera y mano delicada;
saber irse quemando en aras de una idea,
saber seguir la estrella del bien entresoñada…

Sembrador sin pereza, poner en la besana
al par del rubio trigo semilla de amapolas;
estrenar alegría y fe cada mañana,
y en el trance difícil quedar con Dios a solas.

Poema al maestro (Fermín Gaínza)

Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca
hay que medir, pesar, equilibrar…
…y poner todo en marcha.

Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino, un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia concentrada.

Pero es consolador soñar mientras uno trabaja,
que esa barca, ese niño,
irá muy lejos por el agua.

Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia pueblos distantes, hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.

Recuerdo infantil (Antonio Machado)

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.

Poema del enamorado de la maestra (Elsa Bornemann)

Usted jamás va a saberlo
y es apenas una frase:
¿cómo escribir que la quiero
en un cuaderno de clase?

Usted nunca va a enterarse.
Es ancha esta pena mía…
¿Cómo contarle mi amor
con faltas de ortografía?

Usted pondrá “insuficiente”
a su alumno enamorado,
pues por volverla a tener
voy a repetir el grado.

Sin profes no hay (María Rosa Serdio)

Bajo la acacia en la sabana
sin un techo o con todos los detalles,
en pleno desierto, en el oasis,
en la alta trocha de los Andes,
en cualquier canal de oriente,
en la escuela más uniformada,
o en un pueblo a la espera de tenerla,
en la orilla del lago Tanganica,
bajo el sol del trópico,
en el norte más norte o
al sur más extremo…
Hay una escuela siempre que alguien
se siente en círculo con otros
a aprender y a enseñar.
Sin círculo no hay palabra.
¡Sin maestros no hay escuela!

Una escuela tan grande como el mundo (Gianni Rodari)

Hay una escuela grande como el mundo.
Allí enseñan maestros, profesores,
abogados, albañiles,
periódicos, televisores,
carteles callejeros,
el sol, los temporales, las estrellas.

Hay lecciones fáciles
y lecciones difíciles,
feas, bonitas y así.

Allí se aprende a hablar, a jugar,
a dormir, a despertarse,
a bienquerer e incluso
a enfadarse.

Hay exámenes a cada momento,
pero no hay suspensos:
nadie puede parar a los diez años,
a los quince, a los veinte,
ni descansar un solo instante.

De aprender no se acaba jamás,
y aquel que no sabe
es siempre más importante
que aquel que sabe ya.

Esta escuela abarca todo el mundo.
Abre los ojos:
tú también eres un alumno.

Ser maestro (Anónimo)

Cada maestra de nuestro planeta
es mujer valerosa y aguerrida,
ellas hacen la patria más completa,
ellas son luz y amor para la vida.

Ser maestro es misión de gente noble,
es ser un portador de la alegría,
sembrador de valores en los hombres,
buscador de la paz todos los días.

Como Jesús allá en la Galilea
tu palabra, maestro, centellea
aniquilando al miedo y la ignorancia.

Tu palabra, maestro, es una tea
partera del saber y de la idea
que muéstranos caminos de esperanzas.

Maestra amiga (Anónimo)

Un despertar distinto, aquella mañana fría
Tu rostro ante nosotros se mostró
Como aquella rebosante flor
Que luego de la lluvia, cayó.

Tu triste mirada se escondió
En el fondo de aquel pizarrón
Pero tu corazón no pudo más
Y de tus ojos una lágrima brotó.

De aquella inocente niña entonces
Un regalo recibiste
Y su insólita carta leías
Mientras ella con inocencia te veía.

En tu rostro una sonrisa
Entonces se dibujó
Y aquella paloma blanca
Dentro de tu corazón voló.

Los números en recuerdos se habían convertido
Aquella materia una nueva historia llegó a ser
Y en aquella solitaria aula
Dos nuevas amigas se empezaban a conocer.

Tus enseñanzas fueron muchas
Pero más lo fueron los bellos recuerdos
Y aquella niña a la que un día regañaste
A Dios agradeció por haber encontrado
Una maestra así como tú….

¡Mi maestra amiga!

La maestra, otra madre (Anónimo)

Es en la escuela otra madre
que orienta con sus consejos
es experta sembradora
de nobles conocimientos:
es mano suave que guía
y es luz que alumbra senderos

Es, en suma, la maestra,
manojo cálido y tierno
de bondadosa paciencia
y de maternal afecto

Luz de septiembre (Daniel Altamirano)

Lo imagino rodeado de palomas muy blancas,
caminando despacio, pensativo tal vez.

Con un libro en las manos, sereno y solitario,
jubilado y humilde, jubilado y humilde
como siempre lo fue.

A su lado, mi alma descifró tantos signos,
modulé, deletreando, la palabra deber.

Y crecí desde adentro hacia todos los rumbos,
y me fui por el mundo, y me fui por el mundo
con sus libros de fe.